viernes, 24 de julio de 2009

Bolivia

El Illimani es una "mole" que se ve desde La Paz, compuesta por 5 puntas cuya cima más alta es la sur con unos 6.450 metros. Fer y yo decidimos ir hacia allí. La movilidad nos lleva hasta Pinaya, pasando por el impresionante cañón de Palca, en unas tres horas (parece que esta cerca pero todo el rato es por pista). Allí cargamos una mula con el material común, y en menos de una hora y media nos plantamos en el campo base a unos 4.400 metros.
Cuando nos metemos en el saco, sobre las 6 de la tarde, empieza a azotar el viento y parece que está lloviendo con fuerza. A la mañana siguiente esa supuesta lluvia es nieve, todo está blanco, ha caido más de un palmo, y ahora nos toca desmontar todo y subir a Nido de Cóndores. Para ello contamos con la ayuda de un porteador, aunque parece que las mochilas siguen pesando lo mismo (incluso pesan más de lo que el puede llevar, unos 20 kilos ¿qué llevamos dentro?) Todo esta lleno de nieve y la parte final nos parece bastante turbia, incluso el porteador arriba nos confiesa que con la nieve era un poco peligrosa. Durante la ascensión vemos bajar a multitud de gente, muchos porteadores (algunos con sandalias, ¡eso si que son huevos!) y nos comentan que habia unas 20 personas para intentar cima pero que ni lo han intentado. Nos llama la atención la proporción de porteadores por persona, será 2 porteadores por cada uno... Los guías obviamente nos dicen que en 2 o 3 días no se podrá subir e incluso que iba a seguir el mal tiempo.
En nido coincidimos con una expedición comercial con dos guías y dos clientes, hablamos con ellos de abrir huella y les decimos que nosotros saldremos sobre las 4. Ellos optan por salir antes.

Salimos media hora más tarde de lo previsto, y para comenzar bien empezamos embarcandonos por un espolón rocoso nada más salir de la tienda (a la bajada veremos que se bordeaba).
Nos permitimos mirar hacia atrás y ver como brilla La Paz y la ciudad de El Alto.
En poco más de una hora pillamos a los compañeros de ascensión, estan en un muro vertical, y tenemos que esperar una media hora a que suban todos. Nosotros también optamos por tirar un largo, ya que hay un trozo de hielo, pero el resto es nieve suelta en la que el piolet y los crampones no sirven de nada.
Ún poco más adelante, adelantamos a un cliente y su guía, y al poco no vuelve a tocar esperar a que suban los de delante, ya que hay una rimaya bastante amplia seguida de una zona bastante vertical con nieve dura y les esta costando superarla, ya que van a tirar largos. Nosotros lo tenemos claro, "todo recto y a pelo", así que les pasamos. Ahora nos toca abrir huella a nosotros.
Por fin llegamos a la arista cimera, parece que estamos cerca, pero las fuerzas empiezan a flojear, se nota el cansancio acumulado, la altura, el viento que esta pegando, la nieve sin pisar... la arista se hace eterna.
En cima queremos estar poco tiempo ya que tenemos mucho frío, pero entre fotos, videos... estamos una media hora. En la bajada les damos ánimos a los compañeros, que se encuentran en la arista cimera ya. La pala vertical que habiamos tirado en ensamble decidimos bajarla asegurando con estacas bajando 60+60 metros cada uno, ya que la nieve esta dura y mejor no caerse... Antes del muro que nos encontramos de subida decidimos tumbarnos en la nieve y esperar a los otros cuatro que han ascendido ese día ya que parece que bajan muy cansados, y les ofrecemos ayuda que rechazan. Bordeamos el muro, por una arista que hemos visto a la bajada, y en los últimos 100 metros antes de nido bajamos con cuidado advertidos de que esa zona es famosa por la muerte de mucha gente, ya que la arista es hielo y un resbalón sería fatal.
Los otros montañeros bajan directamente al campo base, ya que nada más llegar tienen las tiendas desmontadas y les han preparado comida (las ventajas de tener plata en este país y contratar a gente para ello), mientras nosotros decidimos pasar la noche en nido y bajar al día siguiente a La Paz, ya que si no tendriamos que desmontar la tienda y volverla a montar en el base.
Verdaderamente una montaña, que cada vez que la miramos nos sorprende más

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